domingo, 18 de mayo de 2008

El principal adversario de los equipos mexicanos...

A raíz de la reciente eliminación de las Chivas de Guadalajara, lider de la tabla en 16 de las 18 jornadas del torneo regular, en cuartos de Final de la Liguilla, y de la participación de los equipos mexicanos en la Copa Libertadores, resulta realmente increíble cómo el Torneo Mexicano de Primera División complota en contra del avance, del desarrollo y de la busqueda por la excelencia de los equipos mexicanos, tanto a nivel local, como internacionalmente.

Resulta indispensable cambiar de alguna manera el torneo local, para, primero que nada premiar al mejor equipo de todos (igualmente castigar al peor), y evitar así una gran cantidad de injusticias como que el tercer lugar de la tabla general tenga que pasar a un repechaje para entrar a la Liguilla, o que un equipo que está a punto de bajar a Primera División "A" tenga oportunidad de ser campéon, como le ocurrió al San Luis hace un par de torneos. Igualmente es fundamental que el torneo local no impida o condicione la participación de equipos mexicanos en torneos internacionales, ya sean los organizados por Concacaf o por Conmebol. Para ello se le debe exigir a los altos mandos de la FMF, que propongan una série de proyectos de cómo se debería jugar el Torneo Mexicano de la Primera División, de manera que resulta atractivo en lo económico (puesto que ese es el argumento del porqué existen las Liguillas), y en lo deportivo, que fomente la competitividad deportiva.

El ejemplo perfecto de esta desorganización institucional del Futbol Mexicano es lo que le ocurre al Atlas de Guadalajara, equipo que, en caso de eliminar al actual campeón de la Libertadores, el Boca Juniors de Argentina, lograría sin duda el resultado más importante de sus más de noventa años de historia.

El Atlas es el equipo más humilde del Fútbol Mexicano, en cuanto a presupuesto se refiere. A diferencia de practicamente todos los equipos mexicanos, el Atlas no es financiado económicamente por ninguna empresa (ahí tenemos a Televisa que financía al América, Necaxa y San Luis, TV Azteca al Morelia, Cemex al Tigres de Nuevo Léon, Grupo Pegaso al Atlante, y un largo etcétera), al contrario, el Atlas es el único equipo en México que sigue funcionando como un Club Social, en donde los socios pagan su cuota para realizar actividades deportivas en alguna de las tres intalaciones que tiene el club en Colomos, Chapalita ó en el Club de Golf (club de donde salió Lorena Ochoa), y a partir de estos ingresos mantienen al equipo de Primera División, así como toda su estructura de Fuerzas Básicas, del que han salido muchísimos futbolistas, entre los que se destacan Oswaldo Sánchez, Jared Borgetti, Pavel Pardo, "Chato" Rodríguez, Mario Méndez, y Andrés Guardado, por mencionar algunos. En el caso del Atlas, el gran trabajo de Fuerzas Básicas que ha venido realizando no es sólo una política de la institución, sino una imperiosa necesidad.

Durante el torneo pasado, cuando el equipo era dirigido todavía por Rubén Omar Romano, y gracias a la ayuda de una série de empresarios tapatíos, que el Atlas realizó una inversión fuerte, y logró la contratación de algunos jugadores como Bruno Marioni, Diego Colotto y Lucas Barrios. Sin embargo, la campaña fue desastrosa, y el equipo terminó el torneo en último lugar. Para este torneo, se reestructuró al equipo, se contrató a Claudio Vivas, antiguo colaborador de Marcelo Bielsa, como Director Deportivo, quien a su vez contrató como Directór Técnico a Miguel Ángel Brindisi; con él, llegaron el delantero paraguayo Daniel Achucarro, el arquero uruguayo Jorge Bava y el volante argentino Emanuel Centurión. Se logró mantener a los argentinos Bruno Marioni y Diego Colotto, sin embargo debido a que ya estaban cubiertas las cinco plazas de extranjeros, el delantero argentino Lucas Barrios tuvo que ser prestado al Colo Colo de Chile.

Aquí es donde comienza la desorganización institucional del futbol mexicano, pues la FMF fuerza a los equipos mexicanos a jugar el controversial Torneo de Interliga para determinar qué equipos consiguen su pase a la Copa Libertadores. El problema de tener que jugar un torneo, independientemente si las fechas para jugarlo son las mejores o no, es que los equipos no pueden reforzarse para jugar la Copa Libertadores, pues no pueden estar seguros si van a clasificarse o no. El problema es que de clasificar, eventualmente se necesitan refuerzos puesto que los equipos suelen ser muy cortos para dos torneos, en caso de no hacerlo, se corre el riesgo de tener equipos demasiado grandes, con jugadores que realmente no se necesitan para el torneo local.

Por tanto los equipos mexicanos comienzan su participación en clara desventaja comparado con los equipos sudamericanos que se refuerzan precisamente para su participación en la Copa Libertadores. Tal es el caso del Sao Paolo que contrató a Adriano (ex Inter), San Lorenzo de Almagro que contrató a Andrés D´Alessandro (ex Zaragoza) y Gonzalo Bergessio (ex Benfica), ó Boca Juniors que contrató nada menos que a Román Riquelme (ex Villareal).

Curioso es el caso del Colo Colo, que se reforzó precisamente con Lucas Barrios (ex Atlas), y que además lo enfrentó en la primera ronda. Queda claro que de saber que participaban en la Copa Libertadores, la directiva del Atlas nunca hubiera prestado al jugador, mucho menos a uno de sus rivales en la primera fase, pues el jugador le hubiera servido bastante para darle rotación a las alineaciones del equipo, o en caso de alguna lesión, como pasó después con el paraguayo Achucarro, que estará de baja por varios meses por una lesión en la rodilla.

Luego comienza la andadura para participar en la Libertadores, en donde Atlas tuvo que viajar a los Estados Unidos para jugar el Interliga, en Texas y California, luego tuvo que viaja a La Paz, Bolivia para enfrentarse al equipo local en la fase preliminar de la Copa. En la primera fase, se enfrentó al Maracaibo en Venezuela, al Colo Colo en Santiago de Chile, y a Boca Juniors en Buenos Aires, Argentina. En octavos se enfrentó a Lanús y en cuartos se está enfrentando nuevamente a Boca Juniors, por lo que ha tenido que viajar dos veces más a Buenos Aires, Argentina.

Sin embargo, puesto que el Atlas logró clasificarse al Repechaje de la Liguilla, tuvo que jugar cuatro partidos en nueve días, con dos viajes de por medio (el de vuelta contra Lanús un martes en el Jalisco, el de ida de repechaje el jueves, el de vuelta del repechaje un domingo en Aguascalientes, y el de ida contra Boca Juniors en Buenos Aires el miércoles), cosa que tendría que repetir si hubiera logrado clasificarse en el repechaje contra Necaxa.

Casi siempre los equipos mexicanos son obligados a decidir entre el torneo mexicano, o por el torneo internacional en el que estén participando, ya sea Copa Libetadores o Copa Sudamericana. Esto resulta absurdo, puesto que para llegar a estas instancias, los equipos ya han tenido que realizar un gasto importantísimo, tanto en lo económico por los traslados de las delegaciones a Estados Unidos primero y luego a Sudamérica, como en lo humano, por la cantidad de kilómetros a los que se somete a los futbolistas, que finalmente es un desgaste extra, y muchas veces las directivas deciden echar todo esto por la borda, pues por problemas de calendarización deciden mandar equipos alternativos o incluso a la Fuerzas Básicas.

Curiosamente, ahora que tanto el Atlas ha sido eliminado rápidamente en la Liguilla, como el América que realizó una campaña desastrosa y quedó en último lugar en el torneo local, permiten que los dos equipos mexicanos estén a un paso de clasificarse a Semifinales de la Copa Libertadores, instancia a la que por primera vez llegarían dos equipos aztecas, y que garantizaría al menos a un equipo mexicano en la final, por segunda vez en la historia.

Y es que lo que es una realidad indiscutible, es que los equipos mexicanos son altamente competitivos en Sudamérica. Equipos brasileños, argentinos o uruguayos, que eran los que normalmente campeonaban en este tipo de torneos, ahora temen enfrentarse a los equipos mexicanos, pues son siempre un hueso durísimo de roer. Resulta un tanto patético pensar que el principal obstaculo para los equipos mexicanos termina siendo la propia desorganización y la falta de ideas de la Federación Mexicana de Fútbol.

Sebastián del Amo

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