miércoles, 11 de julio de 2007

Un poco mas de pan con lo mismo...

¡Jugamos como nunca y perdimos como siempre!... Esta frase hecha, que nació en la afición atlista, ha sido adoptada ya por toda la afición para describir la actuación de la selección mexicana que, otra vez, fue eliminada por Argentina en las semifinales de la Copa América. El marcador de 3 a 0, tal vez no refleja lo que realmente pasó en el terreno de juego, pero la frialdad de los números marcan una diferencia clara y el resultado es contundente.

Sería injusto no reconocer el buen partido que dió México durante todo el primer tiempo y el primer cuarto de hora del segundo. Hasta ese momento Messi, Tevez, Riquelme, Verón estaban siendo anulados, y los apellidos que sobresalían eran Márquez, Pinto, Castro, Magallón, Torrado, Correa. México tuvo realmente muy mala suerte en la excelente jugada de Andrés Guardado, que con el quiebre de cintura que le hizo a Ayala y a Heinze deja claro el por qué el Deportivo la Coruña le invirtió cinco millones de euros. De la misma manera, mala suerte hubo en el tiro al travesaño de Nery Castillo, que hubiera tenido un efecto sicológico importante, pues los metía de nuevo al partido.

El gol de Heinze fue una clara distracción defensiva acompañada de un acierto al intentar una jugada prefabricada, que son las que se ensayan en los entrenamientos. Luego el gol de Messi es la obra de un jugador de otra galaxia. Y al minuto, se marca un penal un tanto rigorista de Márquez sobre Tevez, aunque la manera de cobrar la pena máxima por parte de Riquelme, deja claro la clase de jugadores a los que se estaba enfrentando la selección. A partir de ahí, el partido se acabó, y los veintitantos minutos que faltaban fue un triste espectáculo en el que los argentinos "cascareaban" con los seleccionados nacionales.

Ni hablar. Queda claro que la contundencia y la clase de ciertos jugadores marca la diferencia en los momentos importantes, y ante eso hay pocas cosas que se pueda hacer. Llegará el día en el que todas esas derrotas en las que se juega mejor que el rival y en los que poco a poco se va avanzando, servirán para enfrentar los nuevos retos ya curtidos por la experiencia. Falta el partido por el tercer lugar contra Uruguay, en el que espero que la selección pueda corroborar que después de Argentina y Brasil, México es la tercera potencia de América. A partir de ahí llega el momento del análisis y de las conclusiones sobre los dos torneos en los que se ha participado.

La participación mexicana en la Copa de Oro fue realmente mala, partiendo del principio que no se cumplieron los objetivos trazados. El equipo jugó mal y fue claramente derrotado primero por Honduras y luego por Estados Unidos, lo que resulta particularmente doloroso pues deja a México fuera de la Copa Confederaciones del 2010, lo que marca un retroceso en la proyección del fútbol mexicano.

Luego las deserciones de varios de sus referentes más importantes para la Copa América provocó que Hugo Sánchez haya tenido que improvisar una alineación para enfrentar a Brasil. A partir de una victoria ante los cariocas, que poca gente hubiera pronosticado, Hugo Sánchez encuentra, un poco por "accidente" a su equipo titular. A partir de ahí, es gracias al carácter y juego de sus jugadores que México alcanzó las semifinales. Jugadores como Márquez, Castro, Magallón, Pinto, Correa Torrado, Guardado, Arce y Nery Castillo, que ha sido sin duda la revelación de la Copa, son los únicos responsables de que México pueda resultar competitivo este nivel, pues poco ó nada tienen que ver en esto ni la Federación Mexicana, ni la Dirección Técnica de la Selección.

Vale la pena cuestionarse, más allá de los resultados, sobre cómo se ha llavado a cabo el proceso de Hugo Sánchez hasta ahora. Un proceso previo a las dos competencias internacionales, en el que a pesar del saldo positivo en los partidos amistosos, que siempre son amistosos, se mostró una pésima cara en las dos derrotas, pues tanto contra los Estados unidos como contra Paraguay en el Azteca se acabó con conato de bronca, y sacando lo peor de México. Luego la participación en la Copa de Oro fue mediocre, y a pesar de alcanzar la final, gracias a las facilidades de los rivales y del torneo, se perdió nuevamente ante los Estados Unidos. Finalmente la participación en la Copa América ha sido buena pero engañosa. A pesar de la victoria sobre Brasil y la goleada ante Paraguay, que siempre causan mucha alharaca, México ha llegado en cinco semifinales de las siete Copas América a las que ha sido invitado. Partiendo de eso, el hecho de no llegar a las semifinales si hubiera sido considerado un fracaso, por lo que la participación mexicana en la Copa América, debe ser considerada buena a secas. Además que vale la pena considerar cómo el "motivador" por excelencia, sabiéndose ya derrotado, regala casi media hora de partido contra Argentina.

En mi humilde opinión, Hugo Sánchez prometió trascender y la realidad es que ha pasado lo de siempre: otra vez veremos la final por televisión. Lejos de considerar que "tanto en la Copa de Oro como en la Copa América, se cumplieron las metas aunque no se alcanzaron los objetivos" como calificó el propio Hugo Sánchez al finalizar el partido ante Argentina, creo que el balance hasta ahora ha sido de mediocre a malo, y aunque no "cantinfleo", en lo personal entiendo perfectamente la diferencia entre "prometer" y "comprometer". Sin embargo la verdadera evaluación llegará con los dueños de los clubes, que son los únicos dueños de este negocio.

Sebastián del Amo

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