lunes, 16 de julio de 2007

Ya empezamos…

A penas llegó a suelo mexicano, al regreso de la participación del Tri en la Copa América de Venezuela, y Hugo Sánchez ya regresó a su viejo gusto por convertirse en el centro de la polémica. En esta ocasión, nada más le pusieron un micrófono enfrente y se aventó la siguiente joyita de declaración: "En seis meses hemos logrado lo que otros no han conseguido en cuatro años, que es lograr una identidad y un estilo, en el cual cualquier equipo que se enfrente a México ahora mismo va a saber cómo juega México"…

Comentario este lleno de veneno y muy osado, tomando en cuenta que se ha traicionado las promesas de trascender, pues a pesar que los resultados obtenidos en estos dos torneos no son necesariamente malos, tampoco son particularmente buenos. Los resultados fueron simple y llanamente mediocres, y las promesas, claro, eran “promesas de campaña”…

De hecho la participación en la Copa de Oro fue mala, pues a pesar de llegar a la final y que la derrota en el futbol es siempre una posibilidad latente, se marcó este torneo como una prioridad. Se habló de este torneo como el lugar “en donde se va a demostrar quién es el Gigante de la Zona”, se habló de “obligación” y de “revancha” ante la derrota ya infringida por los Estados Unidos, y lo más grave fue que la persona que más habló en estos términos fue el propio Hugo Sánchez, y nadie más, llegando incluso a asegurar que en caso de no salir campeón renunciaría a su cargo. Luego, ya en la derrota, intentó en vano explicar la diferencia en “prometer” y “comprometer”, de la misma manera que haría el propio Mario Moreno “Cantinflas”, en lo que fue un auténtico mamarracho.

Luego la participación mexicana en la Copa América, a pesar de haber sido buena, pues se alcanzó la tercera posición, tampoco fue extraordinaria ni mucho menos. En las siete ediciones de la Copa América en las que ha participado desde Ecuador 1993 a la fecha, México ha llegado a las semifinales en cinco ocasiones, y de esas cinco, en dos ocasiones ha jugado la final, en Ecuador 1993, y en Colombia 2005. Además ya había terminado en la tercera posición del certámen en Bolivia 1997 y en Paraguay 1999.

Durante la era de Ricardo Lavolpe al frente de la selección, México ganó la Copa de Oro 2003, lo que a su vez le permitió participar con éxito en la Copa Confederaciones del 2006. Luego en la Copa América del 2004, México terminó primero de su grupo, logrando incluso ganarle a la Argentina, que a la postre sería finalista. Sin embargo en cuartos de final, tuvo la mala suerte de enfrentarse a Brasil (el futuro campeón), que extrañamente acabó segundo en su grupo, y México resultó goleado.

Resulta por tanto particularmente osado llenarse la boca con estas palabras luego que debido al pésimo desempeño, en particular en el banquillo en la Copa de Oro, y las deserciones de último momento de jugadores referentes en la selección de cara a la Copa América, Hugo Sánchez se haya visto obligado a improvisar un equipo para enfrentar a Brasil. En ese encuentro, tuvo la enorme suerte de encontrar, un poco por “accidente” a su equipo titular luego de la victoria frente a los cariocas, y luego más ó menos lo defendió en el resto del torneo. A pesar de esto, Hugo Sánchez, al igual que en la Copa de Oro, no pudo librarse de tener ciertas fricciones en el equipo, ahora con Cuauhtémoc, Guillermo Ochoa, Osvaldo Sánchez, Ramón Morales, y el “Bofo” Bautista, lo que evidencía un mal manejo de grupo.

Análisis aparte merece las decisiones técnicas durante el propio torneo, como por ejemplo la política de cambios que implementó Hugo. Cada vez que un jugador mexicano era amonestado en el transcurso de un partido, casi en automático era sustituido por el entrenador. Fue por eso que en el partido con Argentina decidió sacar a Torrado, a pesar que había sido el patrón de media cancha, y una vez que Riquelme encontró espacio, se acabó el partido. Esto demuestra falta de carácter por parte del técnico y falta de confianza en sus jugadores.

La conclusión a todo esto es que a pesar de que Hugo Sánchez intente inflar el pecho con el tercer lugar obtenido, la realidad es que tampoco ha logrado nada extraordinario hasta el momento. Todo el mundo sabe que en condiciones normales, el fútbol mexicano es el tercero en importancia en América, luego de Brasil y Argentina, independientemente del lugar que se obtenga en una competencia, aunque claro, eso hay que ratificarlo en cada torneo que se disputa.

Esta Copa América lo que ha dejado también muy claro es que México a pesar de ser un país muy competitívo, sigue siendo un equipo “participante” y no uno “protagonista”, al menos de momento. Estamos avanzando a pasos agigantados, si tomamos en cuenta que en el Mundial de Argentina 1978 fuimos los últimos del campeonato y en el de España 1982 ni siquiera nos clasificamos (los dos con el propio Hugo Sánchez como jugador estrella), queda claro que no va a tardar mucho para dar ese importante paso. Por ahora, y a pesar de la “mentalidad ganadora” del entrenador del “conmigo sí somos campeones del Mundo”, el hecho de repetirte hasta la extenuación que eres el mejor de todos no te convierte en un ganador (no hay más que ver a Argentina), y al final el destino siempre coloca a cada quién en su lugar, en el caso de México en tercero.

Sebastián del Amo

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