miércoles, 10 de enero de 2007

EL AMOR A LA CAMISETA

Existe un viejo concepto en el mundo del Futbol, que sin embargo en la actualidad está bastante devaluado, que es el “amor a la camiseta”. La pasión que despiertan los colores de la camiseta de algún equipo, puede llegar fácilmente desbordarse hasta grados criminales.
En Argentina, actualmente se discute el mismo Congreso de los Diputados sobre el problema de la violencia en los estadios, principalmente promovida por las “Barras Bravas” de los diferentes equipos, que llegan a provocar la suspensión de partidos, a parar el torneo local, ó a extorsionar a los propios jugadores para que pierdan y perjudiquen al rival histórico.
En Holanda, a mediados de los noventa, los seguidores del Ajax de Amsterdam y del Feyenoord se convocaron a través del internet en un hermoso campo de tulipanes, y con molinos de fondo, para darse una golpiza al más puro estilo de “Gangs of New York”.
En Inglaterra, a pesar que nunca ha habido una particular violencia entre los seguidores de los clubes locales, el fenómeno de los “Hooligans” en los años ochenta, era un azote que aparecía allá en donde jugaba la selección de Inglaterra. La FIFA tuvo que amenazar al “Equipo de la Rosa” con prohibirle participar en cualquier evento internacional para que las autoridades inglesas pusieran a Scotland Yard a trabajar en la erradicación de este problema.
Está claro que estos son ejemplos de una mal comprendida pasión por su equipo preferido. Sin embargo el hecho de estar dispuesto a arriesgar la integridad física, o incluso la muerte por los colores de un equipo de futbol habla, más allá de la locura en la que está envuelto el Futbol Moderno, del grado de pasión que puede llegar a despertar en el ser humano un deporte al que Ángel Fernández, el célebre comentarista, dio por llamar en un ataque de genialidad como “el juego del hombre”.
De esta pasión nacen fenómenos como “La Doce”, “Los Borrachos del Tablón”, “La Perra Brava”, “La Pasión Rojinegra”, “La Monumental”, “La Rebell”, “Los Boixos Nois”, ó “La Ultra Sur” por mencionar algunos. Y esta pasión provoca que le vayas a tu equipo “aunque gane” ó que lo consideres “más que un club”.
En todos los países del mundo, las diferentes rivalidades locales obviamente se han manifestado en el deporte. De ahí han nacido los grandes “Clásicos” ó “Derbys”, como pueden ser por ejemplo un Real Madrid- Barcelona, un Boca Juniors- River Plate, un Inter- Milán, un Chelsea- Arsenal, un Nacional- Peñarol, ó un América- Chivas, entre otros, que levantan pasiones más allá de las fronteras naturales de sus propios países, más ahora en la época de la “Cultura Global”.
Esta rivalidad ocasiona la identificación plena de ciertos jugadores con algunos equipos. Es impensable ver a Enzo Francescoli con la camiseta de Boca Juniors, ó a Maradonna con la de River Plate, a pesar que ninguno de los dos nació futbolísticamente en los clubes en donde se consagraron. En el Futbol Argentino son contados los casos de jugadores que hayan jugado en Boca Juniors y en River Plate, pues en los ojos de los aficionados esto resulta una verdadera traición. Algunos jugadores que me vienen a la mente que vistieron las dos camisetas son: Gabriel Omar Batistuta, Claudio Canighia, Oscar Ruggieri, y Milton Melgar, el volante boliviano de finales de los ochenta, aunque estoy seguro que algún otro más habrá.
Hace un par de años, causó un grán enojo en la afición del Barcelona, el traspaso de Luis Figo al odiado rival del Real Madrid. Florentino Pérez, el que en ese momento acababa de ser nombrado presidente del conjunto merengue, presentaba un proyecto que con el tiempo sería bautizado como el de “los Zidanes y Pavones”, y utilizaba a Luis Figo, considerado como uno de los capitanes del Barça, como la carta- insignia de su candidatura. Es por eso que durante el primer “Derby” en que Figo visitó la Ciudad Condal vistiendo la camiseta del Real Madrid, el público en el Estadio Azulgrana se ensaño particularmente con él, le echaron de todo, desde orines hasta una cabeza de cerdo, blandían muñecas inflables, y le recordaron a toda la perentela y hasta de lo que se iba a morir.
Lo que llama mucho la atención es que Figo no era ni de lejos, el primer jugador que vistió ambas camisetas. Jugadores como Bernd Schuster, Michael Laudrup, Luis Enrique, Ronaldo, Celades ó Samuel Eto´o han vestidos las dos camisetas sin que causara tanto encono. De hecho Alfrédo Di Stéfano, que es considerado como un símbolo del madridismo, originalmente iba a ser fichado por el Barcelona, y llegó a jugar tres partidos amistosos con la camiseta azulgrana. Sin embargo, luego hubo una controversia en la que el Barcelona acusaba al gobierno franquista de la época, en interceder para que el jugador fichara por el Real Madrid, equipo en el que hizo una carrera impresionante.
En México, un total de 28 jugadores han vestido las camisetas del América y de las Chivas de Guadalara. El primero en cambiar de bando fue el portero Salvador Mota, quien defendió la casaca del América en la primera campaña profesional en México (1943-44) y pasó al Guadalajara en el siguiente año. El más reciente es Christian Ramírez, quien jugó con América en el ciclo 2003-2004 y llegó a las Chivas en el torneo pasado, aunque sólo ha jugado un partido de liga y uno de la Copa Libertadores. En cuanto a directores técnicos, Carlos Miloc, Ricardo La Volpe, Miguel Ángel López y Leo Beenhakker han dirigido a ambos, de hecho, el holandés estuvo al frente del América, después de Chivas y volvió con las Águilas. En los actuales planteles, hay cuatro jugadores que han estado en ambos bandos, Álvaro Ortiz y Jesús Mendoza con América, mientras que del lado de Chivas son Oswaldo Sánchez y Christian Ramírez.
Estos son algunos ejemplos alrededor del mundo de lo devaluado que puede llegar a estar ese concepto del “amor a la camiseta”, y es que en Futbol Moderno el nuevo concepto que cobra cada vez más fuerza es el de “Ser un profesional”. Es decir que por ejemplo a la pregunta: “¿Jugarías en Boca Juniors si toda la vida has jugado en River Plate?” Cada vez se escucha más la respuesta: “Yo soy un profesional…” Es decir yo juego en donde me paguen lo que estoy pidiendo.
Es por esto que tenemos casos como el de Oswaldo Sánchez, portero y capitán de la Selección Nacional, que defendió durante once años la portería de las Chivas del Guadalajara, y en donde se volvió un símbolo absoluto, aunque también jugó en Atlas y América. A pesar de haber manifestado que sólo dejaría al club de sus amores para irse a jugar al extranjero, pues era un sueño que quería cumplir antes del retiro, ahí lo tenemos como la flamante nueva contratación del Santos de la Laguna. Y es que como decía Willy Colón en una de sus canciones: “Con la plata baila el mono…”

Seastián del Amo

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