lunes, 12 de febrero de 2007

Fútbol y política


El fútbol es, entre otras cosas, una vía de escape para muchos ciudadanos que, extenuados por el asfixiante ritmo vivido durante la semana, van a dar con sus huesos, músculos, cervezas, panchitos,… (rellene el espacio en blanco a su gusto) en un soporte -blando o duro- para disfrutar de lo que, en muchas ocasiones, y, dependiendo de la afinidad o inclinaciones del espectador o teleespectador, les puede deparar un espectáculo de estas características.
El hecho de que el fútbol, en España, sea el deporte Rey, o disciplina más vista y comentada, supone una tribuna de primer orden a disposición de los jugadores que entran en contacto con un micrófono. Normalmente suelen albergar a los que se cayeron en la marmita de gomina cuando eran pequeños y sus consignas no pasan del “sí, bueno, el míster…”. Pero, en los últimos días, hemos presenciado una contundente respuesta a un futbolista que ha dicho algo que se salía de lo normal.


Oleguer Presas, defensa del Barcelona F.C. e independentista declarado, criticó el Estado de Derecho en un artículo publicado en un par de diarios y revistas. El eje mediático comandado por Losantos y Pedro J. encontró en este votante de ERC un modo de volver a enseñar los dientes. Kelme, la empresa patrocinadora de Oleguer, no tardó en retirar la financiación al ya demonizado jugador.

Llegamos, en este punto, a una reflexión obligada y previsible sobre la libertad de expresión. Igual que el futbolista, en tanto ciudadano, puede utilizar los medios de comunicación social para hacer saber sus ideas, la empresa que lo financia puede servirse de la libertad de mercado, como lo ha hecho, para retirar la financiación al producto que comercializa, esto es, el futbolista. Por otro lado, y haciendo uso de la libertad de información y de expresión, otros medios, entre ellos, elplural.com, han querido resaltar un detalle: la empresa alicantina se encuentra algo más que intervenida en su estructura financiera y en su Consejo de Administración por el gobierno conservador del PP en la Generalitat Valenciana.


La campaña de desprestigio que ha sufrido el defensa catalán y la tensión producida por esta polémica se encuentran demasiado cerca del asunto del recurso en el Tribunal Constitucional contra el Estatut de Cataluña. ¿Casualidad? En fútbol, quizá; en política, las justas. ¿Doble rasero? En el equipo del Levante U.D. figura un goleador llamado Salva Ballesta, que prácticamente festejó el inicio de la guerra de Irak en su momento –por lo cual debe de llevar ya cuatro años de fiesta- y que firma en una conocida web de ultraderecha junto a tótems como el nieto de Piñar o el propio Ynestrillas. Del vicepresidente de su equipo, el Levante, casualmente el intranquilo Martínez Pujalte (PP), no se ha oído ninguna crítica ante estos alardes fascistas, que podrían, por qué no, influir negativamente en la potencial audiencia juvenil que este deporte despierta.

No creo que haya que llegar al extremo victimista de denunciar una posible catalanofobia por parte de quien ha corrido la voz o ha criticado las criticables declaraciones de Oleguer. Más bien deberíamos preguntarnos si esta polémica no es sino el reflejo de la confrontación entre los dos grandes partidos políticos en todas las esferas de la vida. Colapsada la política con todo tipo de asuntos y la judicial en espera de días laborables, los fines de semana fagocitarán también el fútbol. Enhorabuena para los aficionados, porque ahora contarán con un dos por uno.

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