martes, 6 de febrero de 2007

A puerta cerrada

El Gobierno italiano prohibirá la entrada de los aficionados a los estadios que no cumplan con las medidas de seguridad

El fútbol italiano recomenzará pronto, quizá esta misma semana, pero la mayoría de los estadios estarán vacíos. El Gobierno anunció ayer que no permitirá la entrada de público en los estadios que no cumplan todas las medidas de seguridad actualmente en vigor, lo que afecta a 16 de los 20 equipos de la Serie A. También prohibió los desplazamientos de grupos de tifosi a campo contrario y las relaciones económicas (hasta ahora abundantes) entre directivos y asociaciones de ultras. Las medidas contra la violencia fueron adoptadas inmediatamente después del funeral del policía Filippo Raciti, asesinado el viernes por seguidores del Catania durante un partido contra el Palermo.

El subsecretario de la Presidencia del Gobierno, Enrico Letta, que sustituía a Romano Prodi -en viaje oficial a Luxemburgo-, declaró, tras una reunión de urgencia entre varios ministros (Interior, Deportes y Justicia) y los máximos responsables del fútbol italiano, que las nuevas normas serán aprobadas en el Consejo de Ministros de mañana y que esta vez no se tolerarán prórrogas ni excusas. "Quien no tenga un estadio conforme con las normas de seguridad (tornos en las puertas, cámaras de seguridad...) no tendrá público. Dije que no enviaría nunca más a mis policías a estadios como el del Catania y lo mantengo", explicó Giuliano Amato, ministro del Interior.

Sólo los estadios de Roma (Lazio y Roma), Palermo, Turín (Torino) y Génova (Sampdoria) cumplen la ley en la Serie A. Otros tres (Siena, Messina y Parma) se acercan a la legalidad. En la Serie B, ninguno, salvo el del Génova porque es el mismo que el del Sampdoria.

También se decidió obligar a las sociedades deportivas a asumir la propiedad de los estadios, actualmente municipales, y a compartir los gastos de seguridad. En adelante, los clubes deberán hacerse cargo de la vigilancia dentro de los campos contratando guardias privados e introduciendo en el calcio la figura del stewart, el acomodador-vigilante ya existente en el fútbol inglés.

Otra decisión destacada fue la de prohibir la entrada en los estadios a los menores de edad que hayan participado en actos de violencia (hasta ahora, el alejamiento cautelar sólo podía afectar a los mayores de 18 años condenados en firme) e introducir novedades en las condiciones de alejamiento. "Para evitar que cierta gente se introduzca en los estadios veníamos obligándoles a firmar en comisaría a la hora del partido", dijo Amato; "pero en cuanto firmaban se iban al estadio". "En adelante, se les encomendará una tarea social durante la jornada futbolística, que puede incluir el lavado de pintadas en las paredes, la limpieza de servicios públicos y cosas por el estilo", explicó.


El ministro del Interior lanzó una advertencia a los clubes, acusándoles de manipular las cifras de asistencia para evitar el cumplimiento de determinadas normas de seguridad, obligatorias a partir de los 10.000 espectadores. "Las sociedades deportivas me dicen que tienen 9.980 espectadores o 9.950. Comprendan que no me crea esas cifras siempre un poco por debajo de los 10.000. Rebajaré ese límite de forma sustancial", declaró. Amato les prohibió también vender paquetes de billetes a los clubes rivales para impedir el desplazamiento colectivo de los ultras, muchas veces con el viaje pagado por el propio club.

Romano Prodi había prometido medidas contra la violencia que rodea el fútbol italiano y ayer dio un primer paso hacia el cumplimiento de su palabra. Faltaba concretar las medidas en un decreto y quedaba el trámite parlamentario, en el que en otras ocasiones (como en 2003, cuando se aprobó el anterior decreto antiviolencia) se habían suavizado o pospuesto las medidas gubernamentales.

El comisario extraordinario de la Federación, Luca Pancalli, se mostró de acuerdo con las nuevas medidas. No quiso anticipar, sin embargo, cuándo se reanudará la competición: "Esperaré a que se reúna el Consejo de Ministros y se apruebe el decreto. Después tomaré una decisión". Luego, precisó que no existirán "problemas técnicos" para disputar partidos ya el próximo fin de semana, aunque la luz verde llegará el jueves.

Mientras se tomaban estas decisiones, los ultras anunciaban su contraataque. Cientos de pintadas aparecidas en los muros de muchas ciudades italianas prometían más violencia contra los "esbirros" bajo la firma ACAB (siglas de la frase inglesa all cops are bastards, "todos los policías son unos bastardos").

Ayer, durante el funeral del policía Filippo Raciti, su viuda dijo unas palabras: "Me dirijo a quien odia a los policías. Mi marido tenía cualidades, era un educador en vida y espero que lo sea una vez muerto. Que los chicos reflexionen. La condición de hombre no se demuestra con violencia, sino con respeto".

ENRIC GONZÁLEZ - Roma - 06/02/2007

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